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Voluntarios que removieron leyendas

lunes, 9 de diciembre de 2013

COMO NACIÓ TODO


En 2008 desilusionados por las experiencias anteriores decidimos no presentar ningún proyecto a los Campos de Voluntariado Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente. Pero alentados por el técnico de Educación Ambiental en ese momento elaboramos un proyecto para buscar historias que se llamaba “Removiendo Leyendas”. Hubo que remodelarlo, los voluntarios tenían que sudar durante el campo e ir de pueblo en pueblo, hablando con sus vecinos, rescatando sus recuerdos, sus vidas, sus historias no les iba a provocar ni una sola gota de sudor. Tuvimos que arreglar una pequeña charca, reponer las señales caídas de varios senderos, arreglar el minibosque a cambio de poder rescatar las leyendas. Mereció la pena.

Trece personas nos juntamos en el Aula de Naturaleza Paredes con procedencias muy diversas. Había un brasileño que sabía yoga, una francesa que quería ser pastora, un almeriense que ganaba premios de fotografía, un gaditano que quería conocer el Cabo de Gata, ….así hasta juntar un grupo en el que cada uno ponía una visión del mundo según de donde venía.

Durante diez días recorrimos Abla, Abrucena, Fiñana, conociendo sus secretos, hablando con la gente. Conocimos a Enriqueta, a mujeres que con chapas de los refrescos hacían bolsos, a mujeres que se formaban para mostrar los encantos de su pueblo, a los que más sabían en la Moncloa. Se nos abrieron los despachos de los alcaldes, las puertas de los que ya habían dedicado parte de su vida a hacer ese trabajo. Recogimos libros, revistas, recetas, besos, abrazos, cariños, juegos únicos en el mundo, canciones perdidas, chascarrillos, recuerdos.

Conformamos un pequeño muestrario de la Comarca del Río Nacimiento, limitada por el poco tiempo, por la amplitud del estudio, pero suficiente para llevarnos una idea de las gentes que lo pueblan.

El documento quedó olvidado en los rincones ocultos de un portátil.

A la par, los años anteriores y posteriores al campo, la imaginación del autor era puesta a prueba por chicos y chicas que querían oír historias de miedo en la oscuridad de un bosque. Historias que a muchos no le dejaron dormir alguna noche, historias que a otros no se le olvidaron jamás. Así que un día pensando que esas historias podían interesar a más gente decidimos completarlas con aquellos recuerdos rescatados. Pero aun no era suficiente, así que buscamos hechos históricos que las hicieran más creíbles y poco a poco, relato a relato, se fue conformando un libro que pretendía enseñar a los lectores y visitantes un poco más sobre esta maravillosa comarca.

Pero aun nos parecía poco. Sabíamos que teníamos pequeños tesoros en papel, no por su calidad literaria, sino por su contenido y como tales queríamos mostrarlos al mundo. Y pensando en esos tesoros llegamos al geocaching. Un juego que habíamos practicado alguna vez que consiste en buscar tesoros, cachés, que la gente esconde bajo unas coordenadas concretas. Era una buena idea, la de mezclar los tesoros literarios con los tesoros físicos. Y el resto, el unirlos con los senderos fue algo que cayó por su propio peso. Para llegar a esos tesoros había que recorrer unos senderos que curiosamente estaban relacionados con los relatos.

Y sin saber que estaba ocurriendo nos encontramos con un libro de relatos, relacionados con unos senderos y que pronto esconderían un tesoro. Un libro, un juego, una forma de hacer deporte mezclados como por arte de magia en nuestras manos.

Pero nos faltaba dinero para sacar el libro, para financiar próximos proyectos. Así que vimos en el Crowfunding una forma de que mecenas anónimos nos ayudasen a sacarlo adelante. Y lo lanzamos con una gran ilusión, pero algo falló. No conseguimos nuestro objetivo, nos quedamos bastante alejados de la meta. Al principio nos quedamos un poco defraudados pero nos dimos cuenta que el proyecto había gustado, que habíamos conseguido algunos apoyos que merecían que no los defraudásemos. Y por ellos, por ser fieles a nosotros mismos, por confiar en nuestras ideas, lo hemos sacado adelante.

A partir de ahora no sabemos lo que pasará, si conseguiremos vender algún ejemplar, si alguien se animara a hacer los senderos para buscar los tesoros, si volveremos a fracasar. De lo que si estamos seguros es que hemos puesto nuestro empeño en esto y debe dar sus frutos. Según los que obtengamos haremos mermeladas, o los secaremos al sol para cuando llegue el frio invierno, o los saborearemos tal como lleguen a nuestras manos.  Así lo esperamos y es nuestro mayor deseo.

Esperamos que os guste la propuesta, que la hagáis vuestra, que la difundáis, que compréis el libro, que recorráis los senderos, que vengáis de visita a la Comarca del Río Nacimiento, que encontréis cada uno de los tesoros que esconde esta preciosa tierra.

Os esperamos en el camino, en alguna librería, entre las calles  estrechas de Abla, Abrucena y Fiñana, que esconden secretos, muchos secretos en los senderos.